viernes, 6 de marzo de 2015


Ámbar


LIBRO I


Los amores pasajeros son aquellos que te pegan de lleno en el pecho, entre cortando el aire y cegándote como lo hace un asteroide. Son fugaces, pero fulminantes. Un cálculo de un desconocido físico de origen belga determinaba que: "la potencia del efecto lateral es, rotundamente, proporcional a la suma de la distancia y la velocidad multiplicado por la fuerza de la gravedad al cuadrado (D + V.FG²=E)" Sin embargo, un camionero robusto que había logrado un alto en su ruta a Canadá en un sucucho del norte extremo de California me había revelado, mientras masticaba un pedazo de pan rancio entre sus dientes, que más bien, el choque tenía que ver con "la profundidad del color de sus ojos, pibe". Me fui sin pagar de aquel antro cuando todos se encontraban ebrios y entonando a Sinatra, a la vez que desplegaban un arsenal de agravios en un impecable latín.